Tu mundo... robó mis mejores escenas.

19:58



La nostalgia vuelve a ratos, unos días más frecuentes y otros menos. Las ganas de volver allí, a la semana sin preocupaciones, a las noches memorables y a los días interminables. La vida era estupenda, lo único que tenía que hacer en ese mundo era ir por ahí, inhalando y exhalando.
Había cedido, no hasta el punto que tú hubieses querido, pero si hasta el que yo jamás imaginé. Y después de los días ausentes y los reproches constantes te digo que esto no se nos ha quedado grande, que siempre serás quien eres cuando menos me lo espere, la persona adecuada para cuadrar mi caos, para responder mis besos. Y que yo seré quien nadie sabe, ese humo capaz de convertir la marea en aquel día tan inalcanzable, la dueña de tu equilibrio. No quiero que dejemos de ser para acabar en huida. Quédate.
El calor no solo sofoca, sino que dilata y a veces nos ensancha tanto que nos da por recordar. Si, los días de verano, aquí tú conmigo y allí yo contigo. Lo desearía una y mil veces, aunque sea una última vez por hoy. Me encantaría ver ese día con la puntualidad de los sentimientos que estiran el tiempo como si un amor de sal fuera a durar toda una vida, una despedida que no terminó ni terminará. Tendré que acostumbrarme, a lo mejor, a la impaciencia de que tú llegues siempre tarde y yo medio minuto después te sonría y viceversa.


Por ti, por mi, porque el mundo es nuestro.

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