Hoy necesito hacerte muchas preguntas


¿Te acuerdas de las vacaciones? ¿De las olas que rompíamos sin rompernos? ¿De las fotos juntos aquel atardecer? ¿De las noches eternas juntos? ¿Te acuerdas de como ligaste conmigo haciéndote pasar por un desconocido? ¿Y de qué cara de tonta se me quedó? ¿Y de la respuesta que te dí y que te daría cada vez que me preguntaras? ¿Te acuerdas de la camiseta de las ardillas? ¿Y de tu jersey, ese que me queda tan grande? ¿Te acuerdas del arrebato de amor en Madrid? ¿Y de la fiesta de fin de año? ¿De todo lo que prometimos esa noche? ¿Te acuerdas de las torrijas de semana santa? ¿Y de lo pi que te volviste al comprar toda esa ropa? ¿Te acuerdas, mi amor, de la cantidad de besos que hubo ese día, cada día? ¿Te acuerdas de las despedidas en el ascensor? ¿Y de las cenas en el chino? ¿Te acuerdas de nuestra risa estallando al hacer un brindis con vasos llenos de lambrusco? ¿Y de los paseos por la Gran Vía, y por esa calle que nadie sabe como se llama? ¿Te acuerdas de lo feliz que te sentiste cuando te regalé una sesión de spa? ¿Y de esa canción que te pone tan triste, y de esa otra que te hace volver a la noche del concierto? ¿De la complicidad? ¿Del césped artificial? ¿Y de tantas como esa? ¿De nuestro gusano? ¿De las películas que sin querer hicimos nuestras? ¿Te acuerdas de los jueves? ¿De nosotros? ¿De la ilusión? ...

Tu mundo... robó mis mejores escenas.



La nostalgia vuelve a ratos, unos días más frecuentes y otros menos. Las ganas de volver allí, a la semana sin preocupaciones, a las noches memorables y a los días interminables. La vida era estupenda, lo único que tenía que hacer en ese mundo era ir por ahí, inhalando y exhalando.
Había cedido, no hasta el punto que tú hubieses querido, pero si hasta el que yo jamás imaginé. Y después de los días ausentes y los reproches constantes te digo que esto no se nos ha quedado grande, que siempre serás quien eres cuando menos me lo espere, la persona adecuada para cuadrar mi caos, para responder mis besos. Y que yo seré quien nadie sabe, ese humo capaz de convertir la marea en aquel día tan inalcanzable, la dueña de tu equilibrio. No quiero que dejemos de ser para acabar en huida. Quédate.
El calor no solo sofoca, sino que dilata y a veces nos ensancha tanto que nos da por recordar. Si, los días de verano, aquí tú conmigo y allí yo contigo. Lo desearía una y mil veces, aunque sea una última vez por hoy. Me encantaría ver ese día con la puntualidad de los sentimientos que estiran el tiempo como si un amor de sal fuera a durar toda una vida, una despedida que no terminó ni terminará. Tendré que acostumbrarme, a lo mejor, a la impaciencia de que tú llegues siempre tarde y yo medio minuto después te sonría y viceversa.


Por ti, por mi, porque el mundo es nuestro.

Popular Posts