Vamos a metabolizar la vida desde la cima del optimismo.

11:30

Un día te das cuenta de que las cosas vuelven a cambiar, amiga. Se acabó el mirar con sentimentalismo y melancolía a los días pasados, ya que gracias a ellos somos lo que somos, y porque ya es hora de cambiar y sonreír, pero con sonrisas de verdad, las de escaparate no me valen. Quiero sonrisas como las que me producen los días de lluvia, esos días en los que pasada la tormenta huele a tierra mojada. Vamos a ponerle una banda sonora distinta a cada amanecer, a cada paso que demos a partir de hoy, y vamos a entornar los ojos para hacer nuestro todo aquello que por estar demasiado cerca nuestros sentidos no ven, no oyen, no huelen y lo más importante, no tocan. Desde ahí arriba, desde el positivismo, el recorrido es más llevadero; estoy segura de ello aunque nunca lo haya probado. No desperdiciemos ni un solo segundo de nuestro tiempo porque lo que hoy es hoy, mañana será ayer. Somos jóvenes e inmortales, no lo olvidéis nunca, pero la inmortalidad es tan efímera como aquellos atardeceres veraniegos, así que hagamos un chocolate caliente con ella. Cada día, cada paso. Kamikaze pero jóven. Joven pero sensata. Me quedo con el sabor de esa última noche, ¿vosotros? Contádmelo en abril.

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